En el principio, los Dioses crearon el mundo. Y fue bueno.
Entonces, en su infinita bondad, los Dioses decidieron compartir el mundo con otros seres, y dieron vida a sus primeros hijos: los hombres. Y al principio fue bueno.
Pero los hombres eran, por su misma naturaleza, infinitamente pequeños, frágiles e inocentes. Y los Dioses vieron que esto no era bueno. Los Dioses deseaban que sus hijos prosperaran, se desarrollaran y convivieran en paz y armonía. Y fue por eso que decidieron hablar con ellos.
Cada uno de los Dioses eligió a un pequeño grupo de hombres, y se comunicó con ellos por medio de sueños, profecías, portentos y visiones. De esta manera les expresaron sus deseos, intenciones y filosofías, y les dieron la misión de compartir dichas Palabras. Y fue así como surgieron las Cinco Religiones.
Sin embargo, el tiempo pasó, y con su paso los hombres crecieron y se multiplicaron. Y, debido a su imperfecta y frágil naturaleza, los hombres comenzaron a manipular y re-interpretar las mismas Palabras Divinas. Conforme pasaban los siglos, las Palabras originales de los Dioses se perdieron, y con cada re-interpretación de sus ideas, los hombres metían más y más de sus propias palabras, según les conviniera más.
Así fue como unos cuantos poderosos se adueñaron de las Palabras Divinas y las utilizaron en su beneficio personal, para mantener, aumentar y validar su influencia sobre otros. Y las Religiones se corrompieron y contaminaron. Y los Dioses vieron que eso no era bueno.
Fue así como los Dioses llegaron a la conclusión de que, en su arrogancia y autocomplacencia, habían cometido un error. Le dieron las Palabras a unos hijos incapaces de comprenderlas en toda su extensión, y eso provocó que al final fueran utilizadas de las maneras más incorrectas y dañinas. Y, desafortunadamente, puesto que los Dioses son Eternos y para ellos el paso del tiempo es muy diferente al de los mortales, ya era demasiado tarde para intentar regenerar las mal logradas Religiones. Era necesario acabar con los problemas de raiz.
Los Dioses, en su infinita sabiduría, decidieron crear una segunda evolución de sus hijos. En esta ocasión no serían simples mortales, sino que se trataria de superhombres creados con una capacidad de entendimiento, fuerza y entereza mucho mayor a la de sus predecesores, los hombres comunes.
Y los Dioses hablaron con sus nuevos hijos, y les dieron una simple y directa Misión: su deber en este mundo sería destruir todas y cada una de las Religiones. La única manera de salvar a la humanidad era provocar que abandonaran sus antiguas creencias, y encontraran una nueva razón de ser. Un estímulo para mejorar, evolucionar y obtener por mérito propio la iluminación.
Los superhombres serian, de esta manera, ejecutores y ejemplo. El fin de las Religiones, y el sustituto necesario para salvar al mundo.
Y así se hizo.
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